'Aprende a perder -dijo Bópchi-, no tomes una acción violenta ni vil pero tampoco tengas una actitud pasiva ante el conflicto'...
Éstas fueron las palabras de hace unos días de mi gran amigo Bópchi, platicabamos de las grandes decepciones, en realidad no es que uno se haga demasiadas expectativas de cómo actuarán las demás personas en sus propias circunstancias -sería una locura-, pero sin duda en el momento que conoces a alguien y conectas le entregas un voto de confianza y nunca dudas de que si bien no está en la vida para cumplirte ninguna expectativa, tampoco se espera que actúe en detrimento de esa confianza, de ahí las grandes decepciones!
Tomando un taller de 'Comunicación Consciente', se analizaban los 'porqués' de que las personas mientan, respuestas desde por "proteger" al otro, o por no sentirse rechazado, o por que en algunos casos era necesario por no causar un mal mayor -casi me lo compro-, o simplemente por cobardía de no afrontar las consecuencias de nuestros actos torpes. Hay quienes intentan tapar una mentira inventándose otra y si alguien no los afronta seguirían mintiéndose. (ante todo seguir defendiendo el ego).
Desde mi punto de vista la comunicación frontal por difícil que sea provoca un estado de bienestar interior que no se puede alcanzar de ninguna otra forma, en mi caso ha pasado que cuando más me he preocupado por la reacción de terceras personas cuando afronto circunstancias complicadas de comunicar y me esfuerzo por hacerlo con la mayor ecuanimidad que puedo, aquellas personas están dispuestas a escuchar mis razones y comprender mi humanidad, en otras muchas me llevo una gran sorpresa cuando descubro que enfrentando estas situaciones con la verdad a ellas ni siquiera les ha importado tanto. En estas situaciones me doy cuenta que por tener una perspectiva errada de "Mi importancia personal" creo que mis decisiones o elecciones harán una diferencia en la vida de las demás personas.
Por eso creo que no es necesario recurrir a las mentiras en ningún contexto, no construyen puentes sino todo lo contrario, ¿cómo se podría reconstruir la confianza? , cuando es algo que se va ganando de a poco, no se regala.
La madurez se refleja en escuchar, comprender y seguir con la vida, por eso es muy bueno tener una Vida Propia, una que se construya día a día con los propios valores y sabiduría, una que tenga sentido para sí mismo, una que no dependa de nada que este condicionado y así cuando las verdades que no nos gusten, dichas a tiempo, dichas sin necesidad de que salgan a la superficie por algún tercero o por descubrimiento propio, no serán motivo de rompimiento de ninguna relación. La amistad permanecería, la confianza no se acabaría, la humanidad se manifestaría y por sobre todas las cosas, las sonrisas de los momentos vividos serían lo único que se recordaría.
¡Qué Gran Sueño, el mío! pero la realidad es, que las mentiras no sólo son mentiras si alguien las descubre.
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