Apenas te tuve entre mis manos.
Se me quedo todo pequeño,
Frente a tu gran existencia.
Se volvieron añicos los recuerdos dolorosos y supiste revivir en mi, la calidez del amor, la plenitud de sonreír de nuevo y para siempre.
Se creó la esperanza de volver a sentir una fiesta dentro de mi espíritu, una suavidad en mi Alma y una razón a mi existir.
De pronto, nació magia de mi obscuridad.
Luz de mis sombras.
Musica de mis ruidos.
Nació Amor, donde solo había rastros de cariño y pedacitos de ilusión.
Se hizo posible lo imposible, lo lejano y ausente, aquello que había incluso descartado como verdad.
Llegaste convirtiendo mi vida en una realidad gratificante, profunda, asombrosa e inexplicablemente bella.
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