Pájaro que canta de noche.
Mi soledad me envuelve como un capullo de piel transparente.
Estoy madurando dentro, en silencio, abstemia de palabrerías y de amor.
No hay nada como alimentarse de pasto fresco y pétalos de azalea.
Yo, frente a mí, en un vacío tan prometedor que da escalofríos.
Yo, frente a mi libertad, con las manos llenas de ráfagas de viento salvajes;
en mi boca, remolinos de hojas recién arrancadas demandan historias húmedas y tibias.
El invierno me regaló un iglú, que usé para cegarme con luz, y sin darme cuenta, una ramita verde creció dentro de mí, tierna, indefensa, insolente.
Un botón de mar en medio de un bosque. Un puñado de bosque en medio del mar.
Así soy, frondosa, me han dicho, caderas amplias y pelo insurrecto, implacable.
Soy difícil, dicen, una cúspide de estalactitas intrincadas, un ramillete de hilos de seda enmarañados, un pájaro desobediente que canta de noche.
No soy mujer para cualquiera, porque el sol de cada mañana y la luna en la madrugada, la taza de café, la prisa, la pereza y el mismo espacio que me contiene, todo poseo y me posee a la vez. No estoy hecha para amantes celosos.
Más de uno y una se han ido porque no han logrado ponerme en una pequeña caja de celofán para acariciarme el pelaje como a un gato castrado.
Más de una y uno se han ofendido, y no es porque sea grosera, es que no les doy lo que ellos exigen, les doy lo que yo quiero.
del perfil de : Momentum. Danza que transforma
Título entrada de blog: Elizabeth Peña
No hay comentarios:
Publicar un comentario