Atravesar este límite de mi persona, aprendiendo de mi
cuerpo, ocupando mi espacio,
expandiéndome en algo que no logro explicar, invadiendo mi mente con lógica
imprecisa y limitada, en lo abstracto de mi ser, en la sutileza de mi alma.
Recorriendo laberintos mentales que a veces logran llegar a
alguna respuesta, siento nostalgia de intuir que existe otro lugar, uno no físico, uno no impermanente,
uno sin límites, uno sin miedos y sin
deseos, uno en donde quepa todo y todo sea igual a nada y en donde todo y nada
dancen el baile del Despertar, donde la
nada sea absoluta y ya sólo exista la Contemplación.
-Elizabeth Peña-
No hay comentarios:
Publicar un comentario