Tú decides si te consideras un ángel etéreo y abnegado que cayó del cielo y vive en lucha constante contra su "hogar adoptivo", la Tierra, rechazando su propia naturaleza, o si eres un ser terrestre que vive a gusto en este tiempo, en este lugar, con estos impulsos, instintos y necesidades contradictorios, que acepta y hasta goza esta hambre, esta sed de conexión profunda, y este deseo punzante y divino de crear!
¡Tú decides!
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